martes, 29 de enero de 2013

Sobre Rhodes Scholars, The White Man´s Burden de Kipling y Cecil Rhodes

Cecil Rhodes
A veces desconocemos dónde conduce la curiosidad. Esta historia con este título tan raro surgió mientras veía la película El Irlandés (The Guard) del director John Michael McDonagh.  Situada en Galway, la película está protagonizada por un policía irlandés de métodos muy particulares, que se ve obligado a colaborar con un  agente del FBI, enviado allí ex profeso para  intervenir en un caso de tráfico de drogas.  Sin entrar en matices relativos a la diferente personalidad de cada uno y de sus particulares métodos para solucionar el caso, en una de sus conversaciones Don Cheadle, el agente del FBI, confiesa a Brendan Gleeson, nuestro poli a su manera, que es un Rhodes Scholar.

¿Un Rhodes  Scholar? ¿Qué es un Rhodes Scholar?  El nombre tiene relación con el británico Cecil John Rhodes (1853-1902) y sus Rhodes Scholarships, becas que son consideradas las más prestigiosas de todo el mundo y  se conceden para cursar estudios en la Universidad de Oxford con el fin de  alcanzar el más alto nivel de excelencia en  diferentes disciplinas. Así lo dejo establecido en su testamento como legado para el Reino Unido y se aseguró  de financiar estas becas con el objetivo de costear la educación de personas con ambición similar a la suya.

Cecil Rhodes no se caracterizó por ser un hombre ejemplar ni un defensor de los derechos humanos,  sino más bien por todo lo contrario.  En 1870 se traslada a la colonia británica de Sudáfrica para trabajar en la fábrica de algodón de su hermano, pero al año siguiente decide probar suerte con la explotación de minas de diamantes. Comienza alquilando bombas de agua a los mineros y  en 1873 invierte los beneficios obtenidos en la adquisición, a muy bajo precio, de gran cantidad de licencias para explotar la mina de Kimberley, que en esos momentos se considera agotada.  La suerte  le convierte en un hombre rico al descubrir que las capas inferiores son un filón aún sin explotar.

Nathan Rothschild
En 1880 Rhodes y su socio,  Charles Rudd, crean el imperio de diamantes  The Beers, que en la actualidad controla el 60% del mercado de diamantes y en su momento llegó a controlar el 90%,  un negocio redondo cuya expansión quedó asegurada con la financiación de la familia Rothschild.

Racista y manipulador sin escrúpulos consigue que el rey de los matabeles, Lobengula,  firme un tratado en el que concede una gran cantidad de territorio a Gran Bretaña, que se  llamará Rhodesia y son las actuales repúblicas de Zimbabwe y Zambia. En 1890 es nombrado Primer Ministro de la Colonia del Cabo. Creía firmemente en la superioridad de la raza anglosajona y su idea divina era la expansión del Imperio Británico por todo el mundo a lo cual se dedicó,   financiando y participando activamente desde su posición política en las incursiones expansionistas de los británicos. 

Su ideología queda patente en algunas de sus citas:

«Tenemos que encontrar nuevas tierras a partir de las cuales podamos obtener fácilmente materias primas y al mismo tiempo explotar la mano de obra barata que suponen los nativos de las colonias. Las colonias también proporcionarían una salida para los bienes excedentarios producidos en nuestras fábricas

Ser inglés es ganar el primer premio en la lotería de la vida
Rudyard Kipling

El poeta y novelista británico Rudyard Kipling (Bombay, 1865- Londres, 1936) conoce a Cecil Rhodes cuando viaja a Suráfrica en 1898 para pasar con la familia las vacaciones de invierno, estancia que se repetirá en los años sucesivos hasta 1908. Es muy bien recibido en el círculo político de la Colonia del Cabo y Cecil Rhodes facilita que la familia se instale en una casa llamada  “The Woolsack”, a muy poca distancia  de la mansión del propio Rhodes.

Esta visión proteccionista y de superioridad del hombre blanco y su cultura y la necesidad de imponerla parece ser el germen  que inspirará el poema que poco más tarde, en 1899, escribirá Kipling, “The White Man´s Burden” (La Carga del Hombre Blanco), donde anima a Estados Unidos a “cargar” con el peso de la expansión imperialista, de la misma forma que ha hecho el Imperio Británico.  El poema ha suscitado diferentes interpretaciones y no han faltado las versiones que cuestionan y parodian la ideología subyacente en el poema de Kipling, entre ellos The Brown Man´s Burden  de H.T. Johnson y The Poor Man´s Burden de George McNeil

The White Man´s Burden

Take up the White Man’s burden—
Send forth the best ye breed—
Go send your sons to exile
To serve your captives' need
To wait in heavy harness
On fluttered folk and wild—
Your new-caught, sullen peoples,
Half devil and half child
Take up the White Man’s burden
In patience to abide
To veil the threat of terror
And check the show of pride;
By open speech and simple
An hundred times made plain
To seek another’s profit
And work another’s gain
Take up the White Man’s burden—
And reap his old reward:
The blame of those ye better
The hate of those ye guard—
The cry of hosts ye humour
(Ah slowly) to the light:
"Why brought ye us from bondage,
“Our loved Egyptian night?”
Take up the White Man’s burden-
Have done with childish days-
The lightly proffered laurel,
The easy, ungrudged praise.
Comes now, to search your manhood
Through all the thankless years,
Cold-edged with dear-bought wisdom,
The judgment of your peers!


La Carga del Hombre Blanco
(Traducción de Carlos Francisco Monge)

Tomad esta carga del hombre blanco.
Enviad vuestras crías mejores;
Forzad a los hijos al exilio
Para cumplir las urgencias de vuestros prisioneros,
Y para obedecerles, como un pesado yugo,
A unas tribus hostiles y salvajes;
A esos pueblos ariscos, apenas capturados,
Medio demonios y medio niños.
Tomad esta carga del hombre blanco,
Quien estoico resiste
Y oculta los apremios del terror,
Y refrena su orgullo
Con palabras abiertas y sencillas,
Y cien veces más simples,
Quien se esfuerza y quien busca
El favor y el provecho a los demás.
Tomad esta carga del hombre blanco,
Sus guerras ensañadas por la paz,
Saciad las bocas hambrientas,
Anhelad el fin de las enfermedades;
Mas cuando estéis muy cerca de la anhelada meta
En pro de los demás,
Veréis a la Pereza y a la pagana Sevicia
Lanzar las esperanzas a la nada.
Tomad esta carga del hombre blanco.
Olvidad para siempre los reinos de artificio;
Y asumid el trabajo del siervo y el trapero,
La historia de las cosas cotidianas.
No accederéis a los puertos,
No pisaréis los caminos,
Tendréis que construirlos con vuestros vivos
Y señalarlos con los muertos.
Tomad esta carga del hombre blanco,
Y así mereceréis ese maldito premio:
La acusación de vuestros inferiores,
El odio de vuestros protegidos,
Las quejas de quienes conducís
(¡tan laboriosamente!)hacia la luz:
"Oh amada noche egipcia,
¿por qué nos libran de la esclavitud?".
Tomad esta carga del hombre blanco,
No oséis rebajaros,
Ni clamar demasiado por la libertad,
No más para ocultar vuestro cansancio.
Por todo lo que gritáis o susurráis,
Por lo que habéis dejado o habéis hecho,
Aquel arisco pueblo silencioso
Juzgará a vuestro Dios y a vuestro ser.
Tomad esta carga del hombre blanco,
Olvidad esos tiempos de la infancia,
Los laureles ganados sin gran merecimiento,
Los fáciles elogios sin rencores.
¡Ya se acerca inquiriendo por vuestra madurez,
y durante estos años ingratos
de costosa sabiduría,
el impávido juicio de vuestros semejantes!.

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