miércoles, 3 de abril de 2013

Pinturas

La Joven de la Perla
¡Qué casualidades tiene la vida! Resulta que me he apuntado a un curso de pintura en un museo. La verdad es que habría hecho otro, que es para profesores de inglés, pero ese no sé cuándo es y como tendría que ir allí para informarme y seguro que ya se ha pasado el plazo....  La cuestión es que recibí información de otro curso y, primer día a primera hora, llamé para reservar. Aun así quedé en lista de espera. Pero como a mí los cursos me suelen salir, en eso la fortuna está siempre de mi parte, al final conseguí plaza.  Sé que andaré con carreras y  justita, pero llego. Con eso de que hago guardias de recreo – no sé si me ofreceré voluntaria el curso próximo porque este invierno está siendo largo y frío e incluso llueve ¿doy pena?- me da para salir un día a la 13:30, lo cual me permite este margen de maniobra. 

La cuestión es que no entiendo nada de pintura pero cuando quedaba con mi amiga Mariola –que ahora está lejos- a veces nos íbamos a ver museos. Carmen nunca venía porque está con el francés… y sigue. Ningún lío, que ya le queda poco para tener el título.  La cuestión es que como Mariola y yo íbamos a nuestro aire, nos poníamos delante de un cuadro y elucubrábamos sobre él, pero lo que realmente nos habría gustado es que nos contaran cosas. Total, que me he apuntado sola. Lo que seguro no haré después será sentarme en el Retiro como hacíamos. Ahí continuábamos con nuestras conversaciones y éstas, a menudo, se veían interrumpidas por cosas que sucedían a nuestro alrededor. Como cuando vimos paseando a aquel hombre de edad mediana, guapo, y comentamos lo raro que nos resultaba ver a un hombre solo paseando por el Retiro. Pero en seguida pensamos que de solo nada, seguro que le estaban esperando en casa con  la tortilla de patata recién hecha.

¿Y todo este rollo para qué? Pues para pasar página de blog. ¡Ay la historia del libro!, ¡lo bien que me quedó a mí y lo fallida que resultó para otros!… Está claro que algunos tenemos una estrella…
Total, que me he dicho: pon una foto¿Y qué foto?, me he preguntado  Y yo misma me he vuelto a decir – porque también me hablo cuando no estoy planchando-  ¿pues no vas a hacer un curso de pintura? Pon el primer cuadro que te diga Google.   He ido a Google y en el despliegue me ha dado opciones. Una de las opciones era “cuadros de punto de cruz” y entonces he pensado que seguro que a Bertha, que es una maestra en esto, le gustaría. Y estaba a punto de ver maravillas de punto de cruz, cuando Google me ha sacado unos cuadros en pequeñito y uno de ellos era “la joven de la perla” del pintor holandés Johannes Vermeer. En cuanto lo he visto he sabido que ese era el idóneo porque tenía una relación muy cercana con Mariola.  No sé si me lo regaló ella o lo compré yo pero si el libro “La Joven de la Perla” está en mis manos, es por ella. Y a ella, y a Carmen las echaré de menos cuando haga mi curso. Empiezo la semana próxima.

Si el cuadro no se ve muy nítido es porque está hecho a punto de cruz.