Ilustración de Sir Quentin Blake |
Mientras enredaba entre perolos esta mañana intentando aclararme si a los higaditos esta vez les iba a echar brandy u oporto y calculaba si aún quedaría algún tarro de mermelada caserita de fresa para acompañar aquel manjar, aparecían ante mi vista diminutas estrellitas de color rojo y blanco por la zona de la mepamsa que alternaban con otras de oro, incienso y mirra cerca del microondas, al tiempo que tres camellos con las alforjas llenas caminaban en fila india por la encimera impasibles y decididos a saltar por encima de unas zanahorias recién peladas para abrevar en el fregadero derecho, donde había dejado blanqueándose unos champiñones en agua de limón. Me recompuse dentro del delantal, con las dos manos me atusé el pelo y lo coloqué detrás de las orejas, cogí la varita que tenía colgada detrás de la puerta entre las pinzas de la ropa y la bolsa de pan duro -toqué, había para una buena sopa- y elevándola hacia el azul del techo, conjuré: ¡¡ven aquí, Roald Dahl!!
Mother Christmas
(Un poema de Roald Dahl)
(Un poema de Roald Dahl)
"Where art thou, Mother Christmas?
I only wish I knew
Why Father should get all the praise
And no one mentions you.
I'll bet you buy the presents
And wrap them large and small
While all the time that rotten swine
Pretends he's done it all.
So Hail To Mother Christmas
Who shoulders all the work!
And down with Father Christmas,
That unmitigated jerk!
Gracias, Roald Dahl. Se nos verá el plumero, pero tenemos un par de huevos.
Os deseo a todos una Feliz Navidad y esta entrada se la dedico, de forma especial, a mi amiga Mariola.