Gracias, María |
Estos son mis alfileres de colores. Ayer vino María a decirme que tenía un regalito para mí. Me parecen fantásticos. Además ha dado en el clavo: me gustan los colores y las mariposas. Utilizo mariposas grandes de colores, entre otras cosas, para adornar mis plantas. Por cierto, podría seguir hablando de plantas, pero no, da la casualidad de que anteayer estuve entre alfileres. El cubrecolchón de la cama de mi hijo arrastraba y no había forma de pasar la aspiradora en esa habitación sin riesgo de llevarse por delante el susodicho cubrecolchón e incluso casi el colchón entero. Más que del cubrecolchón estaba cansada de mis aspavientos cada vez que se enredaba en la aspiradora. A esto le meto yo cinco centímetros y no vuelve a arrastrar en la vida, igual ni se ve pero me voy a arriesgar.
Cuando abrí la caja de la costura para coger alfileres, aguja e hilo -dedal no uso- encontré aquella preciosa blusa, que llevaba esperando desde el verano. Y entonces me acordé de la tía.
Se le había descosido casi todo el dobladillo de la parte de abajo, por eso no la había vestido el verano anterior. Los veranos pasan tan rápido que no hay lugar para agujas ni alfileres. Pensaba todo esto mientras la contemplaba entre mis manos, levantada la tela al aire: era de un rosa suave, casi transparente, el tacto agradable, ligero. Resaltaban discretos unos redondeles alargados bordados en blanco por toda la parte de delante. La parte de atrás era lisa, aunque solo aparentemente, porque al movimiento se apreciaban unas ondas, unas aguas inseparables de su ser.
Puntada a puntada rehice todo el dobladillo vigilando que las puntadas no se marcaran mucho por el lado derecho. Revisé el resto. En la parte del cuello colgaba una tira de la misma tela: no me gustaba, la quité. Al remate de una de las mangas, cortas hasta el hombro, se le había ido una puntada: la cosí. Algunos hilos sobresalían breves de su bordado: los corté a ras. Volví a pensar en la tía.
Claramente era de los años sesenta, de cuando se fue a Alemania. Recuerdo esa etapa de su vida a través de algunas fotos: la tía con sombrero y abrigo, tacón medio y unas bonitas piernas que solo se dejaban ver desde mitad de la pantorrilla. Esas fotos que solo reflejan lo superficial sin dejar traslucir ni un solo atisbo de añoranza por la patria. Esas fotos que hablan a medias y nos dejan imaginar.
Aunque la tía compartía con mi madre la afición por la costura nunca fue tan perfeccionista como ella. No, no la había confeccionado ella. Una etiqueta en alemán en el cuello - ya desgastada e ilegible por los muchos lavados- lo corroboraba. ¿Cuántas veces se habría puesto la tía aquella blusa?
Volví a levantarla al aire y revisé que todo estuviera en su sitio. Muy bien, ya estás lista para visitar a la tía.
(Gracias, María, por traerme inspiración.)
Mmmm ANGIE, nunca una bobadita recibió tantos honores y dio taaanto de sí, mil gracias a ti. Si llego a saber este efecto te traigo un carro lleno de mariposas...también a mi meencantan, los alfileres menos.
ResponderEliminarTe confesaré que no sé coser naada de nada, vamos, que si ves mis botones cosidos -es a lo más que llego- parece que le han salido un garbanzo en la base de la montonera de hilo que le meto, eso sí, ni con una sierra mecánica hay quien los despegue:-)
Vaya evocación más increíble te ha salido a partir de unos alfileres, esa tía emigrante, esa blusa que tal cual describes has debido rehacer prácticamente del todo ¡¡qué artista!! con una escritura preciosamente costumbrista ¡¡vaya brinco de la aspiradora y el edredón a tu tía jajaja y todo con un regusto nostálgico y puntos suspensivos a rellenar con lo que deslizas...como que volvemos a los 60 ¿verdad? quizá esa blusa preciosa que has rehecho, sea un poco el anticipo de ese vintage forzado que nos están imponiendo, solo que sin nada del glamour con el que has descrito la blusa de tu tía.
Gracias por volver prendida de unos alfileres, encantada de haber ayudado a tu regreso con nosotros, es un gusto tenerte por aquí siempre.
Un besoe enooorme cielo y gracias también porque a este paso vas a hacer de mi una mujer de provecho, primero me enseñas a planchar y ahora a coser, de la cocina no te preocupes, eso sí que me gusta:))
Muaaaaaaakss enoorme y feliz noche.
¿Adornas las plantas con mariposas grandes de colores? Nunca había oído cosa semejante.
ResponderEliminarMaría con su diaria generosidad para con todo el mundo nos va a volver a todos unos hippies de cuidado. Al menos habría que otorgarle una medalla por esas botellas de oxígeno con que nos obsequia a la peña.
Me gusta tu digresión nacida en los alfileres y terminada en tierras de Schopenhauer y el chucrut.
Que bonita nostalgia es verdad que las cosas que nos rodean y que aveces ni percibimos son archivos de nuestra memoria.
ResponderEliminarMe ha encantado este relato y he sentido esas mariposas de colores revolotear mientras te leía.Todos o casi todos tenemos en nuestras familias esos bellos recuerdos de alguien que nos fué tan querido...Tú tía en Alemania y las mías en Argentina...
Un abrazo inmenso y aunque son días un poco complicados para visitar me ha encantado pasar por tu ventanita Angie.
Yo tampoco sé coser, María, pero dar unas puntadas para meter un bajo no me parece difícil. Los botones me salen igual que los tuyos, je, je, no se me escapa uno.
ResponderEliminarLa blusa todavía me la pongo. Me la regaló junto con otra blanca hace muchos años pero no se pasan de moda, son intemporales. Aunque parece que detallo mucho remiendo, eran cuatro cosillas. Fíjate que era una de esas cosas que tenía pendientes pero como no corría prisa, ahí seguía. Tampoco sabía que era el día de arreglo de blusa. Ya ves lo que me gustan estas labores, que pueden esperar meses.
Gracias, María. Un beso muy fuerte con colorines
(Por cierto, donde escribí cubrecolchón quise decir cubrecanapé, qué cabecita…)
Sí, Dr. Krapp, yo pongo mariposas en los tiestos, las grandes en los exteriores, bueno, igual son libélulas. Tengo dos: una es rosa y la otra amarilla, no las había de otros colores. ¡Qué pena!
Pero no sé de qué te extrañas, ten en cuenta que yo tengo cuadros de patos en el cuarto de baño y que tengo una amiga que los pone delante de las puertas para que no se le cierren, lo que encuentro, por cierto, bastante más incómodo.
Yo creo que mis plantas son más felices con sus curiosos acompañantes. Están todas preciosas y con flor este invierno, como nunca.
El chucrut no me gusta, es agrio, no amargo, agrio, que es peor.
Besos.
Es verdad, Bertha, tenemos recuerdos, a veces propios y a veces transmitidos para que no se pierdan, inseparables de los protagonistas que los vivieron en primera persona.
Tengo que decirte que cuando vi los alfileres pensé en ti. Perfectamente podría haberlos hecho Bertha, me dije.
Besos y gracias.
Me temo que te he ayudado con la inspiración y te he espantado a las visitas ANGIE cielo, lo siento mucho. En fin, que he sido yo la culpable, tu entrada es una labor de costura preciosa, no lo dudes. Bueeeno para compensarte, te la lleno de... bolboretas:-)
ResponderEliminar¿Sabes que desde siempre ha sido mi palabra favorita del galego?
Muaaaaaaaaaaksss enoorme y muuuy feliz finde cielo ...aahh y ¿sabes qué? también yo tengo clavadas mariposas en las macetas y... duendes ;-)
Dulces sueños.
Empecé hace poco a minimalizar la casa y todas las figuritas y cuadritos y adornos varios fueron a parar a una bolsa. Iba a tirar la bolsa a la basura y pasé por delante de las plantas que tengo en el rellano de la escalera, en esas que me paro y ... ahora todos los cachivaches están adornando las plantas y los cuadros en la pared. Un jardín en la escalera.Me falta la mecedora pero me temo que ya no hay sitio.
ResponderEliminarYo tampoco uso dedal!!!
Besos
Me maravilla la evolución de tu narración. A partir de descripciones de cosas intrascendentes y cotidianas - alfileres, cubrecolchón, blusa... - desembocas en la evocación y el recuerdo de esa tía que dejó una huella indeleble en tus afectos. Esa foto que habla poco y en voz baja. pero que tú sabes interpretar haciendo uso de esa sensibilidad imaginativa que tan bien te caracteriza. Eres una discípula aventajada de Proust. Angie
ResponderEliminarSabes sublimar lo más elemental y eso dice mucho de tus capacidades narrativas afectivas.
Un fuerte abrazo y muchos besos de colores y con alas de mariposas
No vienen, María porque, la aguja y el hilo tiran mucho para atrás, porque no saben que ya está todo cosido.
ResponderEliminarQué quieres que te diga, mis temas son estos: la aguja, el hilo, la plancha... Igual que de plantas podría escribir una teoría filosófico-planchadora. ¡Ay, la plancha!, ¡qué no habra vivido la plancha conmigo! La plancha... la plancha en mis manos es mi BBC, es mi música, son los listenings de mis alumnos, la SER en vivo y en directo, mis charlas conmigo misma... Por favor, si la plancha hablara...
Déjalos si no quieren venir, que son unos descastados. Tú tráeme inspiración, ¡tráeme bolboretas! ¡Preciosas, tus bolboretas de colorines!
¡Vivan las bolboretas! ¡Vivan las macetas de María con duendes y bolboretas!
No sé... igual necesito ir a una mani a dar unos cuantos gritos...
Besos.
Te entiendo, Josela. Empiezas a poner cosas por todas partes y al final en lugar de una casa parece que vives en una tienda.
Coses sin dedal porque te gusta la costura tanto como a mí, me temo.
Te dejo unas bolboretas.
Y besos también.
Luis Antonio, que el cubrecolchón era un cubrecanapé, que me equivoqué. Ya te estaba echando de menos por aquí. Pues tengo una foto donde están mi madre y mi tía, vestidas de comunión. Pero cada vez que la tía la ve explica de esa forma suya: !eh! ¡que el velo son los visillos del comedor!
Gracias por tu generosos y amable comentario (tengo unos 80 exámenes por corregir y aquí ando, tan fresca, ahí se quedan, mañana será otro día)
Muchos besos, con bolboretas de colorines.
Felices Fiestas Angie:mañana tengo entrega de notas y encima la amenaza Apocaliptica.Si no salgo o mejor dicho si no salimos que sepas que ha sido un placer conocerte.
ResponderEliminarBesos y resignación jejeje:))
Yo también te deseo felices Fiestas, Bertha. Estoy agobiada con tanta amenaza, que si el Simulacro de Incendio, que si ahora el Apocalipsis, voy de sobresalto en sobresalto, ¡esto es un no parar!
ResponderEliminarQue tengas un buen día de entrega de notas,(No tienes clase?) Yo tengo clase toda la mañana, al menos espero que nos den un chocolate con churros, pero en vista de lo imposible que es conseguir en mi centro una simple barra de pegamento, lo de pedir un churro ya resulta surrealista, y lo de poder mojarlo en chocolate suena a Ciencia Ficción. Pero....quién sabe, igual el Apocalipsis nos pilla churro en mano. Nunca se sabe, igual a los Scrooges de mi centro se les ha aparecido el fantasma.
Qué disfrutes las Fiestas, Bertha. El placer es mío.
Felices fiestas Angie. Yo también ando de rotos y descosidos y respecto a esto te informo que las entradas de Cousas de crios y mozos las publicaré a partir de la fecha y traducidas al castellano aquí: http://laxedecans.wordpress.com/tag/el-cielo-nos-ampare/
ResponderEliminarUn saludo.
Felices Fiestas, Desastre. Que pases una Feliz Navidad. Estaré pendiente de esa empresa que te has propuesto de la que, por cierto, ya he leído el primer capítulo.
ResponderEliminarMuchos besos.