miércoles, 21 de marzo de 2012

Tulip Mania: para especular, a tulip is enough.


Mis tulipanes, comprados en el aeropuerto de Ámsterdam entre prisas de vuelo y vuelo, son amarillos y morados. Ya está aquí la primavera.

Para especular, basta un tulipán. Se cuenta que Ogier Ghislain de Busbecq, embajador austríaco en Turquía, trajo a su vuelta en 1554 unos cuantos bulbos a los Jardines Imperiales de Viena. Posteriormente, en 1593, los introdujo en Holanda Carolus Clusius, botánico que trabajaba en esos jardines, quien, al trasladarse a Leiden, Holanda, para ocupar una plaza en la Universidad, se llevó con él bulbos de aquellos jardines que con tanto esmero había cuidado. Prosiguió cultivándolos celosamente, sin darles ninguna publicidad. Sin embargo un día despertó para encontrar que… ¿qué? Se los habían robado. Las consecuencias son claras: el tulipán empieza a conocerse y el suelo holandés, ganado al mar, resulta idóneo para el cultivo de la exótica planta.

La prosperidad comercial y el gusto por las flores son dos factores que en el siglo XVII conducen a lo que se conoce como Tulipomanía, Tulip Mania en inglés, que no es ni más ni menos que una burbuja especulativa que en lugar de elevar el precio de las casas desproporcionadamente, lo que hace es aumentar el precio del tulipán hasta darle el valor de una casa. Parece ser que el ser humano no escarmienta, sólo cambia el producto con el que unos especulan y otros sufren las consecuencias. ¿Nos suena?

Grandes amantes de las flores, los holandeses extienden el cultivo del tulipán por todo el país. La intensidad del colorido de sus pétalos y el hecho de ser una planta diferente de las existentes en Europa hace que se convierta en un artículo singular y apreciado y, en poco tiempo, un símbolo de distinción. Esto coincide con un aumento de comerciantes ricos y el comercio con tulipanes se incrementa durante la Era Dorada Holandesa.

El color uniforme y puro del tulipán dio paso al nacimiento de tonalidades multicolores y a la aparición de espectaculares vetas en los pétalos como consecuencia del Tulip Breaking Virus, una especie de pulgón que, en principio, se intentó erradicar, pero que, a la luz de la vistosidad y singularidad a que daba lugar, contribuyó a que se codiciaran esos tulipanes por su excentricidad y belleza. Además, el hecho de estar infectadas por el virus hacía que su cultivo fuera más lento y en menor cantidad, lo que produjo un aumento de su valor.

La demanda de estos curiosos bulbos se incrementó y en 1623 un solo bulbo podía valer 1000 florines, cuando el salario medio anual era 150 florines. Hacia 1630 parecía que el precio seguía incrementándose y todo el mundo invirtió en el comercio de tulipanes. Cuando en 1636 una epidemia de peste bubónica diezma la población y con ello la mano de obra, el precio de los tulipanes se dispara todavía más. Incluso se crea un mercado a partir de bulbos inexistentes, es decir, aún no recolectados, y los tulipanes entran en la bolsa de valores.

El 5 de febrero de 1637 tiene lugar la última gran venta: un lote de tulipanes por 90.000 florines. Después llegó la bancarrota y el caos como resultado de la insensatez del comportamiento de las multitudes y de los peligros de la especulación.

Charles Mackay escribe en 1841 sobre la Tulipomanía en su libro Extraordinary Popular Delusions and the Madness of Crowds. Pero la información es contradictoria. Anne Goldgar, cuenta en Tulipmania, que según los datos de archivo sí existió una burbuja especulativa con los precios de los tulipanes pero que su dimensión no alcanzó los tintes dramáticos que se han contado.



9 comentarios:

  1. ¡¡¡Que interesante, Angie¡¡¡ Muchas gracias por compartir todo esto.
    A mí mencantan los tulipanes. Es una de mis flores favoritas, aunque la que más más más me gusta es la cala.

    Un beso primaveral, Angie

    ResponderEliminar
  2. Vi en su momento este documental de Canal de Historia y me impresionó mucho como fenómeno y como símbolo de lo que ha ocurrido después a lo largo de la historia y ahora con la burbuja inmobiliaria. He estado varias veces en Holanda y conozco el célebre mercado de las flores de Aalsmeer. Es impresionante lo que se mueve allí dentro con algo tan efímero. Parece una gran central de mercancías o un superaeropuerto internacional.

    ResponderEliminar
  3. Te dejé un comentario esta mañana que no ha querido entrar. Te decía que vi hace tiempo ese documental de Canal de Historia sobre los tulipanes y me dejó impresionado como señal de algo que se ha vuelto a reproducir a lo largo de los siglos y ahora mismo con la burbuja inmobiliaria.
    Conozco el mercado de flores de Aalsmeer, un sitio inmenso, casi del tamaño de la terminal de un aeropuerto y con un aire parecido. Parece mentira que algo tan efímero pueda producir una logística tan apabullante.

    ResponderEliminar
  4. Estuve hace unos años en Holanda y me quedé impresionada por el gusto que tienen por las flores, y no solo por los tulipanes.

    Me quedé fascinada con esas ventanas que se asoman a los canales, en las que, además de los visillos de encaje, se adornan con jarrones o maceteros llenos de flores. Una preciosidad.

    Besitos, Angie.

    ResponderEliminar
  5. Interesante y amena lección magistral sobre esas flores tan peculiares. También conservo un extraordinario recuerdo de Holanda, especialmente de Ámsterdam, claro, aunque a punto estuvo una enloquecida ciclista de atropellarme...

    Un fuerte abrazo, Angie

    ResponderEliminar
  6. Holanda es país es bonito. Sus mares de tulipanes me encantaron.
    Interesante entrada la tuya.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  7. Buenas tardes, estuve en Amsterdam hace siete un ocho años, me gusto mucho. Sorprende ver que la estupidez humana en cuanto a valorar las cosas por encima de su valor, no es de este siglo, sino que nos viene de atrás. Sorprende más aun cuando los tulipanes son muy fáciles de cultivar. En fin somos asi y no espabilamos. Un saludo

    ResponderEliminar
  8. Queridos amigos blogueros. He estado muy liada en los últimos días. Siento no haber respondido antes a vuestros comentarios. Gracias por dejarlos.

    Os confieso: yo, el documental todavía no lo he visto entero. Lo veré cuando pueda. Aquí, en el blog, lo tengo localizado.

    ResponderEliminar
  9. Dr. Krapp, he encontrado tu comentario perdido en SPAM. Así que lo he publicado. Eché un vistazo a ese mercado que comentas, es gigantesco, digno de visitar.

    Temujín, también estaba tu comentario en SPAM. Gracias por tu visita. Ya ves que somos fácilmente manipulables y que nos engañan hasta con flores.

    Besos.

    ResponderEliminar