Arena, arena,
arena clara,
al calor de tu túnica sinuosa
de ocres, mieles y plata,
se despiertan los sueños,
se libera el pensamiento,
vuela el alma.
Entre tu piel de caramelo
y el manto azul del cielo
me roza la brisa,
suave y serena,
respiro,
despierto al mar inmenso.
Al sonido del latir del mar
tomo impulso, me levanto, piso.
En la orilla,
olas desenredadas
se me acercan,
dibujan caminos,
cubriendo los guijarros
de cristalinas transparencias,
de burbujas desperezadas,
ligeras, sosegadas.
Juegos de niños,
cuna de traviesas aguas,
abrazo de mar y tierra,
me alejo para volver siempre
a tu vaivén esmeralda.
Muy hermosa Angie, a pesar de mis tendencias repugnantemente prosaicas no deja de emocionarme ese contacto siempre distinto entre el cielo, el mar y la tierra.
ResponderEliminarMe quedo con una estrofa de aquella hermosa canción:
O mar tamén ten amores,
o mar tamén ten muller.
Está casado coa area,
Dálle bicos cantos quer.
Bonito poema. Me ha hecho sentir la arena en mi piel...
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias, Dr. Krapp. Contemplaremos y disfrutaremos de la naturaleza hasta que terminemos de cargárnosla. El último verso de la canción no sé qué significa.
ResponderEliminarHola, Miguel, gracias por tu compañía, hoy con vistas al mar.
El mar también tiene amores
ResponderEliminarEl mar también tiene mujer
Está casado con la arena
Le da besos cuantos quiere.
Ha sido una grata sorpresa descubrir tu sensibilidad poética. Me encanta la dimensión cromática de la arena: “de ocres, mieles y plata” y el efecto que produce: “despiertan los sueños”, “libera el pensamiento” y hace volar al alma.
ResponderEliminarDe la segunda estrofa me quedo con “tu piel de caramelo”. Me sugiere, no sé si acierto, que eres un poco laminera...
De la 3ª estrofa quiero destacar la riqueza cantarina y musical que has obtenido del uso insistente de la consonante “s” - imprescindible para sugerir el sonido del agua - en los tres últimos versos:
“de cristalinas transparencias,
de burbujas desperezadas,
ligeras, sosegadas”
Y el final del poema, genial:
“me alejo para volver siempre
a tu vaivén esmeralda”
Te felicito, Angie. Tienes madera poética
Un beso de los tuyos
P.D. Sólo me sobra el tópico del "manto azul del cielo"...
Gracias por tu comentario, Luis Antonio, te lo agradezco de verdad. Escribirlo fue una manera de pasar el tiempo y medio reflejar lo que siento en esos momentos. A ti no te gustó lo del manto azul del cielo y a mí hay algo que no me terminaba de cuadrar cuando lo escribí pero así se quedó. Las palabras son palabras y las sensaciones son sensaciones: no hay palabras para definirlas. Me llevo el MP3, me llevo lectura ¿para qué? Para nada, no me hace falta, me sobra todo, se me olvida incluso que lo llevo.
ResponderEliminarUno de los mayores placeres que encuentro en esta vida es estar tumbada al sol en una playa y bañarme en el mar, siempre que no me cueza de calor, claro.
No conocía la palabra laminera, me la apunto, por supuesto. Soy golosa solo de cuando en cuando. Pero sí, lo soy.
Abrazos y besos dulces (lamineros)... y también salados.
Dices:
ResponderEliminarUno de los mayores placeres que encuentro en esta vida es estar tumbada al sol en una playa y bañarme en el mar...
Me cambias el estar tumbada por pasear por la arena de la orilla, y me apunto sin pensármelo dos veces... Y es que para mí no creo que haya nada más estimulante que pasear siguiendo la orilla de la playa cuando no está abarrotada de gente mientras escucho el rugir de las olas que llegan a mis pies.
Me ha gustado muchísimo el poema, Angie. Enhorabuena.
Un beso
Sí, me parece que a ti también te gusta la playa, Novicia. Me apunto a dar paseos por la arena contigo y si ésta no es tan fina y lisa como la de la foto, mejor que mejor. Prefiero que se hundan un poco los pies al andar y sentir la arena; además, se anda mejor.
ResponderEliminarMuchos besos, corazón, y gracias por los piropos.
hola, buen dia, que lindos recuerdos la arena... muy lindo muy muy. estamos iguales yo tampoco lo entiendo.
ResponderEliminarabrazo