viernes, 11 de noviembre de 2011

The Sconetrap



Al leer que Luis Antonio ha perdido un blog me ha venido a la mente que hace poco, buscando no sé qué, topé con una imagen muy graciosa de un pitufo. El ambiente estaba tan convulso en esos momentos que nada más verla me dije: esa soy yo ahora mismo. Me hizo reír muchísimo así que en días posteriores la busqué y la busqué, como ahora Luis Antonio busca su blog. No encontrará su blog por mis rezos, no me acuerdo de ninguno y creo que hasta el Padrenuestro ha cambiado, igual si fuera el antiguo, el que aprendí cuando hice la Primera Comunión… Pero ni eso, mis rezos tampoco valdrían porque la verdad sea dicha, yo, la Primera Comunión, no la hice ni de largo, como mandan los cánones, sino con una minifalda y un velo justo hasta donde acababa ésta, que no sé cómo me dejaron entrar en la iglesia. Ideas de mi madre, seguro, que siempre le ha tirado la aguja y hacer trapitos para mí por puro entretenimiento.

A lo que iba, he buscado la imagen de aquél pitufo en varias ocasiones e intentado recordar qué demonios pondría yo en Google para que apareciera. Intentos inútiles que al cabo de un rato me han enfadado por la sensación de pérdida de tiempo.

Podría haber sido ésta:



O esta otra


Pero no lo son, a la vista está que no hay pitufos. No señor. No son ninguna de las dos.

¿Que cómo era? Había una ratonera, el pitufo llevaba una camiseta - azul, de pitufo- y tenía un extremo de la parte de atrás pillado en ella mientras con cara de susto intentaba darse a la fuga corriendo. Justo enfrente de él, más o menos, había una madriguera donde entraría directamente si lograba zafarse de la ratonera.

En medio de esta frustración ha aparecido la foto de un roll, haciéndome recordar la cantidad de veces que, con las amigas, me he sentado a disfrutar de un scone con mermelada y nata. ¡Qué golosas somos! Hoy no se come, solo un scone, ni se cena tampoco, de cena fruta, o si acaso un yogurcito. Y parece que nos lo creemos a pie juntillas pero sabemos que es una trampa que afecta directamente a nuestras formas. El premio gordo de estas transgresiones se lo lleva el bun de Sally Lunn en Bath, un lugar típico que no se puede dejar de visitar junto con las termas y la abadía, que están al lado. Un lugar mágico lleno de scones donde la mermelada te la sirven a granel. Riquísimo y gigantesco.

Y con esto, creo que cumplo de momento para que no desaparezca el blog. Por si las bloggermoscas.