lunes, 21 de febrero de 2011

Breaking Bad

Me tiene absolutamente hipnotizada. I can´t wait, se diría en inglés, es decir, me muero de impaciencia por ver el siguiente capítulo cada vez que se termina uno. Juro y perjuro que el tiempo se me pasa volando. Uno por noche, no más, hay que madrugar. La dinámica de la serie envuelve, cautiva, atrapa. El autor controla a la perfección el punto justo de incertidumbre donde parar en cada ocasión.

Breaking Bad es una serie de televisión estadounidense, creada y producida por Vince Gillian. Se estrenó en 2008 en la cadena de televisión por cable AMC y ha ganado seis premios Emmy. Ya va por la cuarta temporada.

Se sitúa en Alburquerque, Nuevo Méjico. Sus principales protagonistas son Walter White -profesor de química de 50 años- y Jesse Pinkman -exalumno suyo y drogadicto-, en la vida real los actores Bryan Cranston y Aaron Paul, respectivamente. Pero ni blanco ni rosa, como dicen sus apellidos, lo que harán juntos será una sustancia azul: metanfetamina, un potente psicoestimulante.

Breaking Bad es una expresión sureña que viene a significar algo así como volverse malo, saltarse las normas. Walter White, tras ser diagnosticado de un cáncer terminal no duda en replantearse toda una vida de orden y corrección para delinquir y así asegurarse de que su familia no queda desprotegida en su ausencia. Su hijo, de 15 años de edad, sufre parálisis cerebral y su mujer se encuentra en avanzado estado de gestación. Muy de cerca y siempre presente estará su cuñado, agente de la DEA (Drug Enforcement Agency), que sigue los pasos del nuevo narcotraficante desde el primer momento.

La tensión está servida, los diálogos son geniales. El poder y la batalla entre la moral y la realidad social asfixiante coexisten con buenas dosis de humor y sensibilidad, que no sensiblería El resultado es una mezcla de drama y comedia que no pasa desapercibida al espectador.

Cada personaje está dotado de características singulares que le imprimen personalidad y entidad propia, si hay algo que los iguala es que todos son muy diferentes. El peso de la serie queda equilibradamente repartido entre Walter y Jesse. Después de unos capítulos resulta difícil imaginarse a uno sin el otro.

Walter es un hombre inteligente, capaz de salir airoso de situaciones realmente complicadas y en más de una ocasión debe decidir entre lo que es moralmente correcto y lo que le conviene. Jesse, por su parte, vive una vida particular. Mal estudiante y rechazado por sus padres se mueve en el mundo de las drogas y las malas compañías.

These are the ones: I love them.



No sé por qué temporada voy pero me niego a que se termine. Soy adicta.

jueves, 10 de febrero de 2011

Prohibiendo que es gerundio


En Bachillerato

Para ellas

No vale traer el frasco de colonia a clase y echárselo a chorros en medio de una explicación de Inglés, los de al lado se huelen algo, quieren saber más y se despistan, y yo también. Tampoco vale ponerse vaselina o cualquier otro ungüento en los labios durante la clase, ni beber sorbitos de agua cada dos minutos.

Para ellos

El lugar para las mochilas es el suelo y no encima de la mesa, de otra forma el cuaderno y los libros no caben. Tampoco se puede pedir permiso para salir 5 minutos antes para ir a recoger al cole a un hermano pequeño y resulte después que no se tienen hermanos, que se es hijo único, vaya. Que al final me entero de todo.

Respecto a cuestiones de carácter pedagógico, cuando hay que realizar una redacción, cada alumno debe hacer la suya, no se puede copiar la del compañero de pupitre. Según nombro habrá que hacer entrega del trabajo inmediatamente, sin demoras para escribir el nombre. El nombre - y valga la redundancia- ya estará puesto en la hoja. Así, cuando me arrepienta de pedírselo a unos pocos y lo pida a toda la clase, evitaremos posteriores conversaciones como la siguiente:

- Profe, que tengo que decirte algo.

-

- Te lo digo para que veas que soy honrado. Que la redacción no es mía, que la he copiado.

En E.S.O.

Otro tipo de cosas ya están prohibidas en el RRI pero creo que tengo que prohibirlas más. Menciono por encima menudencias como comer chicle, respetar el turno de palabra, pintar mesas, tirar papeles al suelo o correr como locos por el aula entre clase y clase.

De mayor envergadura es que las agendas deben contener todas las páginas, queda prohibido arrancar las que tienen notas informativas para los padres, esto último es crucial entenderlo, sobre todo en el nivel inicial al que me estoy refiriendo -1º ESO.

Finalmente, preocupación mayúscula me causa todo tipo de actuaciones relacionadas con la falsificación, ya se trate de Boletines de Notas o de Partes de Amonestación – los alumnos no manejan otros documentos.

Queda perfectamente justificada la insistencia, por parte de Jefatura de Estudios, en que consiguiera, en la reunión inicial con los padres, las firmas correspondientes, y en que cotejara, que lo cotejara todo. ¡Menudos exagerados!, pensaba. Ya, ya. Rara es la entrevista con el padre o madre que no termine en un dramón familiar protagonizado por las lágrimas y con el alumno expulsado del centro durante una breve temporada.

Que voy a prohibir y punto. Punto pelota.