jueves, 1 de marzo de 2012

Patricia


Se llama Patricia y la conozco desde hace casi dos años. Cuando hoy he pasado lista y los alumnos me han dado mil explicaciones sobre su ausencia lo he entendido todo: ayer, sin que yo me enterara -porque a veces no me entero de nada- se había despedido de mí.

El día anterior, en cuanto me vio entrar en clase, se había acercado para decirme que ese día no quería ir con el grupo de la auxiliar de conversación. Nunca había puesto ninguna pega al respecto -de hecho les encanta a todos- así que, sin alcanzar a saber por qué, le dije que vale, que se quedara con nosotros, pese a que ya había hecho la actividad la semana anterior.

Teníamos lectura en la biblioteca, pero antes de empezar a leer, para que se engancharan a la historia, quise que se familiarizaran con los personajes y que vieran un breve vídeo en inglés. Patricia estuvo todo el tiempo ayudándome hasta que preparé todo. Todo normal, o anormal, porque visto en la distancia solo participó una vez, el resto del tiempo permaneció callada, algo inusual en ella.

Y es que Patricia es una niña gitana, bastante difícil, porque nadie le ha puesto límites, pero eso no quiere decir que no sea buena persona. Su futuro más inmediato es cumplir los 15 años para poder ser derivada a un PCPI, si hay plaza, y estudiar peluquería. Fui su tutora el curso pasado y, como ya la conocía y nos entendíamos bien, pedí que repitiera curso conmigo. Desde que empezó en el instituto ha cambiado mucho: de tener un montón de partes y ser una alumna absentista, habíamos pasado a tener muy poquitos - sólo con algún profesor y casi siempre el mismo- y habíamos alcanzado un pacto de no faltar a no ser que fuera de forma justificada. Lo estaba cumpliendo a rajatabla, ¡a rajatabla!

Hace un tiempo me dijo que se cambiaba de domicilio, que dejaba el centro, incluso la ayudé a cumplimentar algunos papeles. Como pasó el tiempo sin que volviera a mencionar nada no terminé de creerlo. Ayer, cuando terminó la clase me entregó una hoja de color azul y dijo: toma, para que te acuerdes de mí, y los demás también. Lo guardé en la carpeta y lo leí más tarde. Iba dirigido a sus compañeros. Con todas las faltas de ortografía del mundo les decía que los echaría de menos y que esperaba que ellos hubieran disfrutado al compartir muchos ratos con ella porque para ella así había sido. Supongo que para compensar esa parte blandengue, a continuación arremetía contra el centro, decía que se alegraba de irse, y que ya lo entenderían sus compañeros cuando llevaran dos años, como ella.

Lo anterior ocupaba unas líneas en la parte superior. El resto de la hoja estaba cubierto con el nombre de todos y cada uno de sus compañeros. En el centro, un corazón llamativamente rojo.

Hoy la he llamado a todos los teléfonos que tengo, cuatro nada menos, pero, o ya no existen o no admiten llamadas entrantes. Mañana lo volveré a intentar y transmitiré el mensaje a sus compañeros.


9 comentarios:

  1. Que penita me ha dado tu post, Angie... Estoy segurísima de que ella tardaré en olvidaros. Seguramente mucho más que la mayoría de sus compañeros tardarán en olvidarla a ella. Sin embargo, tú, no creo que la olvides nunca.
    Le encantaría leer este post tuyo. Seguro.

    Un beso y feliz finde, Angie

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  2. Precioso y conmovedor relato, Angie. Te felicito. Estoy seguro de que la auténtica Patricia es la que os deja su corazón como recuerdo... Su abandono de la escuela es normal en la gente de su etnia. Muchos de sus mayores les inculcan la idea de que para ganarse la vida no es necesario el estudio. Y no les faltan argumentos para demostrarlo...

    Un fuerte abrazo, Angie

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  3. Me gusta mucho tu relato. Creo que pase lo que pase, Patricia, a partir de ahora, no volverá ser la que era antes de que estuviera contigo. Puede parecer un logro pequeño, pero es un logro al fin y al cabo. El hecho de que esa hoja fuera destinada a ti y no a otro profesor ya es en si muy significativo de lo que le importas.

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  4. Novicia, ayer lo pasé mal, igual por eso me apeteció escribir sobre ella. Hoy he tenido clase con su grupo a 1ª hora y les he enseñado la hoja. Algunos, ya la habían visto, supongo que los más cercanos a ella.
    No dejan de sorprenderme. Les he preguntado por ella y están en contacto en Facebook. Así que, en ese sentido bien.

    Buen finde también para ti. Muchos besos.

    Luis Antonio, es una chica con mucha fuerza. De madre separada y maltratada. Tiene hermanos pequeños y cuando ella se saltaba la primera hora sus hermanos pequeños la imitaban y acababan no yendo al cole. Desde que hicimos el pacto todos iban al cole porque ella se hacía cargo. Le hacía sentirse orgullosa y veía que servía para algo. Le encanta pintar y había días que se sentaba detrás, fuera de la vista de todos y se ponía a pintar esperando que no la dijeras nada. Había que dejarla unas veces para que otras se integrara con el resto de la clase.
    Es muy complicado, la verdad, porque detrás de muchos alumnos encuentras de todo menos bonito.

    Otro abrazo para ti.

    Dr. Krapp, creo que me lo dio a mí porque soy su tutora y cuando eres tutora estás mucho más cerca de los alumnos porque conoces muchas más cosas sobre ellos. Pero ella sí sabía que yo había pedido que estuviera conmigo, creo que esa es una de las cosas que hizo que su actitud cambiara. Lo hice con ella y con otro alumno que tiene un desfase curricular de dos cursos y su pupitre es, desde el año pasado, una prolongación de mi mesa. Otro trasfondo oscuro, oscuro, pero me encantan sus ojos vivos, sus arrebatos de enfado cuando me pongo seria y la forma en que intenta engañarme cada vez que no trae los deberes. Se presentó a delegado ya el curso pasado y puedo decir que no salió por poco, quedó subdelegado y suele perder las llaves, la del aula y las de casa. Me encanta ver cómo afronta su vida, se desenvuelve bien. Ahí estamos.

    Un abrazo.

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  5. Me ha impactado y conmovido tu relato, Angie.
    De docente a docente sabemos la huella que nos dejan los alumnos más difíciles, los que en muchas ocasiones nos han hecho llevarnos el trabajo a casa, y nos hemos sorprendido pensando en ellos muchas noches de insomnio.

    Pienso que Patricia siempre llevará consigo mucho de lo que tú has sabido sembrar en ella y, con un poco de suerte algún día dará su fruto.

    Un abrazo fuerte.

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  6. Cristal, yo espero que le vaya bien, pero el cambio no sé si va a ser para bien. Comenzará de cero de nuevo, además informarán de que es conflictiva y ya habrá una predisposición en el centro hacia ella; eso me sienta mal, pero funciona así.

    Describía el centro como el infierno y sin embargo dejó plasmado en la hoja de papel todo el afecto que había recibido. Creo que siempre se dio cuenta de que era diferente a los demás y en ocasiones ha sido tratada de forma diferente.
    Tenemos tantas Patricias que sí, me acordaré de ella pero otros ocuparan mi quehacer más inmediato. Así tiene que ser en beneficio de todos. Me alegra que su clase esté en contacto con ella, al menos eso la ayudará con el cambio. Yo, de todas formas, no me quedaré tranquila hasta que hable con ella.

    Mañana vuelta al cole. Un beso fuerte.

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  7. Me ha emocionado lo que has contado. En cierta manera, me he sentido identificado. Yo también tengo alumnos /as de estas características.
    Yo creo que Patricia se va triste y a la vez ilusionada. Triste por perder el contacto con personas como tú y emocionada por hallar nuevos horizontes.

    Un beso.

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  8. Muy emotivo tu relato, me has emocionado.

    Esta niña no te olvidará porque te has interesado por ella y ojalá que a donde vaya la traten bien, le den las mismas oportunidades que a los demás y la valoren.

    Un beso, Angie

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  9. Miguel, yo espero que sea peluquera, al menos tiene un horizonte, que no es poco. Sé que me entiendes. Creo que se estaba haciendo su hueco y lo estaba consiguiendo.

    Besos.

    Josela, muy acertado lo de que le den las mismas oportunidades y la valoren, ¿será así?.

    Besos.

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