Era media tarde y caminaba al resguardo de mi paraguas. El tiempo había estado muy inestable durante todo el día. A ratos paraba pero, de repente, el cielo descargaba una lluvia torrencial que salpicaba las calles de gabardinas e impermeables. Se había quedado un ambiente fresco que resultaba agradable pese a una leve llovizna que aún persistía y mi atención vagaba despistada de un lado para otro sin encontrar un lugar fijo donde quedarse. Así fue hasta que los vi. Eran cuatro y se encontraban a una distancia prudencial de mí, la suficiente para que sus gestos y ademanes me hicieran sentir curiosidad. Uno de ellos elevó el tono de voz al tiempo que avanzaba y retrocedía ligeramente mientras le explicaba algo a otro acerca de un objeto que se pasaban de mano en mano.
Me encontraba calculando la edad que tendrían aquellos sujetos, que imaginaba podrían rondar los treinta y tantos, cuando tres de ellos se alejaron dejando al cuarto solo en el umbral de un portal desde donde les hacía enérgicas señas con la mano izquierda mientras con la contraria sujetaba el objeto del que habían estado hablando. La distancia que nos separaba no me permitía oír claramente lo que hablaban entre ellos pero sí palabras aisladas que iban dirigidas al chico que se había quedado solo. Fue entonces cuando en mi mente se fue forjando una idea. Cabía la posibilidad de cambiar aquella situación que se iba presentando ante mí con nitidez meridiana con cada paso que avanzaba. Tras cada uno de mis pasos sentimientos encontrados animaban e inhibían mi intervención. Mi cabeza bullía lanzando síes y noes a diestro y siniestro. Eses y enes, más eses y más enes chocaban con ies y oes en una interminable lucha por ganar la batalla. Les cogería por sorpresa, desbarataría sus planes. Lo haría. Ya estaba prácticamente allí. Ahora estaban los tres muy juntos. Era el momento. Me acerqué por detrás, agarré fuerte el paraguas y lo coloqué entre los tres en el preciso momento en que sonó el click.
La intervención del protagonista (o de la) en el momento del click crea una nueva situación por la intervención de un factor extraño y ajeno. ¿Por qué quería desbaratar la fotografía? No deja de ser un relato fantástico con sabor a misterio, pues no sabemos nada del o de la protagonista. En definitivas cuentas solo son un grupo en que uno de ellos va a hacer una fotografía a los demás. Pero alguien percibe un impedimento, un peligro o siente simple placer en deshacer sus planes. Creo que el microcuento es eficaz pues nos deja con la incógnita, y eso es ya meritorio. No hay respuesta. El caso es que esa fotografía no se hizo, o tal vez salió el paraguas en medio. Ya no hay vuelta atrás. Ya nadie podrá repetir esa fotografía. Será otra. Y todo habrá cambiado.
ResponderEliminarUn beso.
La protagonista era yo, así que puedo decir lo que pensaba. Vi la escena desde lejos, se me ocurrió y me hizo gracia. Me reía por dentro. A medida que me acercaba me dio por pensar si sería capaz y esa duda me acompañó todo el recorrido. En ningún momento pensé en desbaratar la foto en el mal sentido aunque eso pueda desprenderse del texto, mi primera idea era sorprender. A medida que me acercaba también venían a mi mente esas situaciones en que nos planteamos si seremos capaces de hacerlas o no, esa duda que nos embarga muchas veces y nos acompaña a cada paso según se acerca el momento. También me recordaba lo evanescente que es todo, cómo algo prefijado de antemano se puede cambiar de repente por cualquier acontecimiento, en este caso muy simple.
EliminarSiempre pensé en el paraguas colocado sobre sus cabezas, cubriéndoles de la lluvia.
Un beso, Joselu. (Igual en otra situación daría algún paraguazo. Jeje.)
Misterioso microcuento, coincido plenamente con Joselu.
ResponderEliminarUn beso, Angie.
Fer
Pues cuando hay acuerdo no hay discusión, así que de momento, perfecto, Fer.
EliminarUn beso fuerte.
No tengo claro si colocas el paraguas delante de los tres que están posando para boicotear la fotografía que les está haciendo el chico o si es encima de ellos para protegerlos de la lluvia... Eso de colocar el paraguas entre los tres me desorienta...
ResponderEliminarMe choca lo de las gabardinas y los impermeables. Pensaba que ya estaban fuera de la circulación...
El relato está muy logrado porque resulta un tanto enigmático y obliga al lector a pensar y a imaginar....
Me alegra retornar a este espacio, Angie,
Un fuerte abrazo
Que no, que no, que yo no quería boicotear nada, yo lo que quería era colocar el paraguas sobre sus cabezas, eso es. Y no lo hice pero me faltó el canto de un euro. No sabes lo cerquita que estuve.
ResponderEliminarMuchos impermeables, Luis Antonio, yo me tuve que comprar uno hasta los pies, ¿Las gabardinas están fuera de la circulación? Bueno, hay más chubasqueros y sucedáneos pero gabardinas haberlas haylas.
A mí me alegra tu vuelta.
Un beso muy fuerte.
Entre la curiosidad que me ha despertado tu preciosa fotografía ( ¿Países Bajos o Alemania? :-) y el enigmático relato de cómo te aproximaste paraguas en mano a tres que intentaban hacerse una foto no sé si para taparles con tu paraguas o para hacerles la foto me he quedado mirando esto con cara de boba pero feliz por dos cosas una sea de donde sea esa preciosa casa si has estado en ese lugar de vacaciones .. Mmmm tiene una pinta estupenda, seguro que has disfrutado muchísimo y dos... ¡¡ has vuelto con nosotros !! ;))
ResponderEliminarUn beso enoorme ANGIE Muaaaaaaks! bonita.
Bamberg es una ciudad preciosa de Alemania, Patrimonio de la Humanidad, en Bavaria. Lo que se ve en la foto es el antiguo ayuntamiento, que dividía a la ciudad en dos partes, y es un símbolo de la la lucha entre la Iglesia y el pueblo. La iglesia no quiso cederles terreno para construir el Ayuntamiento y la gente, muy lista, decidió hacerlo sobre una pequeña isla artificial que construyeron en el río dividiendo así la ciudad en dos partes, la eclesiástica y la del pueblo. Muy bonito, María.
EliminarLos de la foto nunca sabrán lo que pasó por mi cabeza. ¡Qué pena! ¡Con lo bien que habrían quedado con un paraguas que no esperaban sobre la cabeza!
Yo estoy siempre, María, a veces poco, pero estoy. A ver cuándo nos escribes algo, que tú eres más de escribir que yo.
Muchos besos.
Me encanta este texto, aunque luego me incomoda un poco que le des ese matiz interpretativo bonancible que chafa un poco mi primeriza ilusión. Esas pulsiones de la voluntad son muy creativas y no veas como disfruto con ellas, en su lado perverso claro está, al boicotear alguna foto en lugares turísticos muy concurridos. En mi descargo diré que algunos te lo ponen muy a huevo con su insistencia en ocupar todo el maldito espacio/tiempo disponible para lanzar sus tópicas instantáneas.
ResponderEliminarBesos
Gracias por tu valoración, aunque me das una de cal y otra de arena, como suele decirse. Más que interpretación es lo que pasó por mi cabeza en esos momentos. seguro que hay muchas otras interpretaciones que se me escapan. Tú, no sé, pero a mí en vacaciones no me da por chafarle nada a nadie, a no ser que me toquen las narices. Es cuando vuelvo cuando el personal parece que disfruta maquinando y viendo si le funcionan sus maquinaciones y es entonces cuando le encontraría yo a los paraguas otros usos diferentes a los tradicionales, justo para eso que dices, para desbaratarles la foto que se han imaginado, porque encima es una foto mala y de mal gusto.
ResponderEliminarBesos, Dr. Krapp.
me gusta tu bello relato
ResponderEliminarNo lo analizo lo disfruto admiraádolo
Me parece muy bien, RECOMENZAR. Gracias.
EliminarUn beso.
A mí esto, querida Angie, me parece una deliciosa gamberrada... Una maravillosa manera de decirle al mundo que la felicidad y la alegría es gratis.
ResponderEliminarUn beso.
Qué gracia me ha hecho lo de "deliciosa gamberrada", Miguel y tu comentario. Hay que aprovechar los buenos momentos, que la felicidad y la alegría son gratis pero a veces se venden caras. Lo bueno es su disponibilidad, que se sirva cada cual.
ResponderEliminarBesos.
Jajaja, ese adolescnete que llevamos todos dentro :).-El lugar se me hace idílico es lo que tiene esos viajes de placer que una se relaja tanto que hasta se percata de los mínimos detalles y los disfruta a que sí!
ResponderEliminarBesos profe: por cierto, hemos comenzado el curso con un calor asfixiante y, con los recortes a ver como lo aguantamos...?
Sí, Bertha, debe de ser por tanto adolescente que pasa por nuestras manos. Igual en el fondo querríamos seguir siendo como ellos.
ResponderEliminarLos recortes en Madrid a peor y sin remedio. Lo que me asusta es esa asunción de la situación, cada vez peor, que nos machaca. Todos salimos perdiendo.
Que no se carguen nuestro ánimo. Muchos besos, Bertha.
Anda!, un relato con final abierto para que nuestra mente, neurótica y canallesca te ayude a sujetar ese paraguas. Pero lo que no cuentas es que te debiste mojar, pues tenías el paraguas cerrado, mientras obstaculizabas ese click.
ResponderEliminarUn beso
Josela
Hola, Josela. Disculpa la tardanza pero septiembre es septiembre. A ver si octubre viene más sereno. Como remate tengo un virus en el ordenador que me pone palabras en negrita, mayúsculas y subrayadas y crea enlaces a otras páginas. Una fiesta de colorines verdes. Y los dos antivirus del ordenador dicen que "va todo bien". Todo correcto. Me dan ganas de tirar el ordenador a la basura o zarandear el ordenador a ver si se le caen todas las flechitas de los enlaces. Ya no sé qué bajarme.
ResponderEliminarPues seguro que me mojaría; Josela, de vez en cuando no viene mal sentir el agua en la piel.
Un beso fuerte.
¿Que tal esos ánimos Angie?.
ResponderEliminarMenda esta como desorientada es que tengo copado todo el horario, no me han dejado ni para poder equivocarme...:)
Besos feliz día de la Hispanidad.
Hola, Bertha. Aquí vamos, aguantando recortes, cada año más, pero ahí seguimos, dispuestos a dar guerra.
ResponderEliminarCuídate mucho. Son tiempos duros.
Un beso fuerte.
Hace taanto que no pubicas nada en esta tu casa, se la ve así tan apagadita que me he dicho le voy a ponerle algo de música.. parisina que yo ando perdida por París estos días jaja ( más quisiera ) ... es un disco que ha salido hace muy poquito y ella es muy alegre y eso no quieta de que haga una crítica social cáustica como pocas... las verdades y el buen humor nunca han estado reñidas... .. escucha ¿vale? PARA TI :)) ... mientras yo ...te voy limpiando el polvo y aireando un poco para que cuando vuelvas esté todo como un jaspe.. no vaya a ser que vuelvan a entrar las ramas de la higuera esa invasora jaja
ResponderEliminarMuaaaaaaaaaks!
Un beso y que esos ánimos no decaigan
ResponderEliminar-Coincido con María que se te echa de menos.
Gracias por la música y los besos, chicas. Que se me había olvidado contestaros.
ResponderEliminarBesos.
Está todo estupendo, María.
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