Haciendo
honor al día del libro me apetece contar algo sobre él. Pues bien, resulta que
una de las funciones que los profesores tenemos en nuestro horario es la
atención a la biblioteca del centro. A diferencia del curso pasado, en que
varios miembros del Departamento teníamos asignada una hora de atención a la
biblioteca, este curso escolar tengo yo el monopolio entero, una hora a la
semana. A principio de curso, la encargada de la biblioteca nos informó de las
tareas a realizar y, si antes le tocó el turno a comprobar los libros
existentes y liberar los registros de libros perdidos, ahora tocaba terminar lo
pendiente y colocar y ordenar los libros en nuevos estantes. Pero como veréis en seguida, una sencilla
tarea como la que describo, puede ser no apta para claustrofóbicos en baja
forma física.
La
biblioteca es amplia, soleada y siempre mantiene un ambiente cálido, porque el
sol entra por unas ventanas u otras dependiendo de la hora del día. Un premio
gordo. Justo al entrar hay un rectángulo de dobles mesas con ordenadores para
uso de los alumnos y, en un lateral, entre las mesas y la hilera de armarios
con libros, se forma un estrecho pasillo. Pues ahí mismo, justo en ese estrecho
pasillo es donde se encuentra el meollo de inglés. ¿Y cuál es el problema? Pues
veréis. Cada vez que me pongo a la tarea, tengo que abrir las hojas de cristal
que están cerradas con llave y, cuando lo hago, quedo como si yo misma
estuviera dentro de un armario. Como las puertas están un poco desencajadas, no
abren del todo y tengo que forzarlas ese pelín que hace que se abran más de lo
que deberían. Es así, o ellas, o yo, porque tampoco se quedan quietas, se
vencen hacia mí. Y no, no se pueden mover las mesas de los ordenadores para
hacer más espacio porque, uno, está todo lleno de regletas y enchufes y dos,
taparíamos la entrada a la biblioteca.
Mi
función es clasificar los libros y colocarlos en el estante de literatura americana
o literatura inglesa y supongo que no os sorprenderéis si os digo que esas dos
baldas son exactamente las dos más cercanas al suelo. ¿Me estáis viendo? ¿Me
podéis ver colocando libros en la última balda, entre las dos puertas de
cristal? Pues si alguien entra, desde luego no lo tiene fácil para encontrarme.
Todo se reduce a un buen ejercicio de
piernas y contorsionismo dentro de ese estrecho habitáculo donde la movilidad es muy reducida:
arriba, abajo, delante, detras. Cojo un montoncito para clasificar, lo dejo como puedo en un
hueco de la mesa de uno de los ordenadores, alargo la mano, cojo uno, si
pertenece a la balda de arriba, me levanto, si es de la de abajo, me acuclillo,
si no es de ninguna de las dos no sé qué hacer con él.
Terminar
las dos baldas me dejó muy satisfecha. Ya solo me quedaban los libros de lecturas
graduadas. Perfecto, están en una balda de altura media a la que llego de pie. Estupendo. Están por colorines, así que los puedo colocar a puñados pero, un
momento, ¿y esa balda de arriba? ¿y la de debajo de los colorines? ¿todo eso
también está manga por hombro? Tengo que tirar de silla, tengo que verlo, me
subo, cojo un montón, todo está mezclado, sigo colocando en las baldas
anteriores lo que corresponde y cuando no cabe sigo con la nueva. Subo y bajo
de la silla una y otra vez. Cuando la balda alta se va llenando a la mitad me
asusto, se mueve. Ahora entiendo por qué los libros estaban colocados en la
parte delantera de ésta, falta un soporte al fondo y se vence. O espabilo o se
me vuelca la balda cercana al techo sobre la de los colorines. Los agarro y los acerco.
Suena el timbre de la siguiente hora de clase.
Y entre
subir y bajar me encontraba con aquellos libros que me sugerían: este, igual
para MAE, este para…porque ahora sé lo que hay y dónde está todo, y para el trayecto del curso de pintura encontré una joya.
Un libro viejo, manoseado, con las hojas amarillas, captó mi atención: “Recollections. Ten stories on five themes”. La primera historia, “Through
the Tunnel” era de Doris Lessing. Empecé a leerla en el trayecto de ida y
me cautivó. Después del curso me pasé por el Jardín Botánico para ver qué había
florecido. La historia de Jerry me había dejado tan intrigada que, tan pronto
como encontré un banco al sol, saqué el libro y reanudé la lectura
interrumpida. Ensimismada, me metí en el pellejo del muchacho, y su angustia me
hacía sentir el fresco de la sombra al alcanzarme. Jerry avanzaba y yo recolocaba
mi posición al sol, como si la calidez de sus rayos sirvieran también para
darle fuerzas… Y cuando terminé de leer su historia, ya me encontraba en el
extremo del banco.
Aún hay más, una serie de preguntas al final de cada
historia nos invita a releerla, a fijarnos en detalles que podrían habernos
pasado desapercibidos, a reflexionar sobre los sentimientos de cada uno de los
personajes, a descifrar lo que no es explícito. Lo que decía, una joya. Estoy deseando
leer lo que tienen que decir Susan Hill,
Denys Val Baker, John Wain, Roald Dahl, John Steinbeck, Lesley Rowlands, Alan
Paton, James Joyce y Katherine Mansfield.
Y para vosotros, rosas.
Y...como se suele decir en mí desorden esta mí orden:
ResponderEliminarLo bueno es que si este apartado lo organizas tú y después eres la que tienes que controlarlo todo estupendo.-Lo malo es cuando unos ordenan y otros desordenan; como suele pasar en la Escuela de Arte que el último que llega pone los libros donde primero le pilla y son libros carísimos : son de tratados de Geometria e Historia del Arte.
Por lo menos te deleitaste leyendo este libro que encontraste.
-Me llevo esa rosa virtual que es lindísima muchas gracias Angie!.
Besos.
Pues este curso solo estoy yo pero el curso próximo nadie lo sabe. Hemos hecho inventario y se ha cambiado la ubicación de los libros de algunas materias. Ahora estoy sola, pero a lo largo del tiempo somos muchas manos pasando por el mismo lugar.
EliminarUna pena que haya gente que no cuide esas joyas que dices, lo que es de todos parece que no es de nadie.
Mientras coloco hago muchos altos en el camino y me entretengo. No tengo prisa, para final de curso, estará terminado.
Tú sí que eres linda, Bertha. Un beso fuerte.
De todas maneras se te ve feliz en tu rincón. Los libros de inglés sabes que están a buen reacaudo. Y... un poco de ejercicio no va mal....
ResponderEliminarBesos.
No estoy mal en ese rincón del centro. El ambiente de la biblioteca es muy agradable, ahora, el rinconcillo de los libros de inglés es insufrible. Afortunadamente lo difícil ya está hecho, prefiero hacer ejercicio que me permita más libertad de movivmientos. Que vida mas dura, ¡eh?
EliminarBesos.
Tendrás que hacer contorsionismo, pero el premio es una gema. Te aconsejo que continúes descubriendo esos mundos que abre toda esa espléndida literatura anglosajona, y, si es posible, hazlo a pleno sol de primavera. Muchas gracias por tu rosa, querida Angie.
ResponderEliminarBesos.
Fer
Siempre estamos descubriendo tesoros, Fer, y la mayoría se quedarán sin descubrir, hoja a hoja, libro a libro. Leer al sol en primavera es una maravilla y al lado de un jardín en flor ya no te cuento.
EliminarUn beso muy fuerte.
Me ha divertido tu narración, pero mi lumbago se ha sentido afectado por toda esa suerte de contorsiones que tan minuciosamente nos has descrito. Tendré que retomar algún que otro Diplofenaco...
ResponderEliminarCuando hayas terminado la lectura del Ulises de Joyce, me lo dices, Yo estoy por la labor desde hace unos años...
Besos, Angie
Luis Antonio, ¿que es Diplofenaco? No, no, Ulysses no me lo voy a leer ahora. Lo he dejado bien colocado en la estantería. De Joyce solo voy a leerme la historia corta del libro que menciono, que se llama "Clay", y es una historia muy cortita de está incluida en "Dubliners" . Este libro es como unas pinceladitas bien dadas. Y, por cierto si tú no has podido con Ulysses, no sé si atreverme. No eres el primero que me lo dice. Una amiga lo empezó y al final decidió regalarlo en un mercadillo solidario, ponerlo en otras manos. He oído tanto de él, que ahí está todavía.
EliminarYa solo me queda un poco por las alturas y los colorines, está tirado.
Un beso muy fuerte.
Se trata de un antiinflamatorio genérico del Voltarén....Jajaja. Se nota que no sufres lumbalgias...
EliminarBesos
Pues la hemos hecho buena, Luis Antonio. Se me ha quedado la palabra y ahora a todo le llamo "Diplofenaco". Vaya faena, lo tuyo y lo mío .
EliminarBesos.
jajaja ANGIE, sinceramente después de esa tabla gimnástica que te has metido colocando libros me parece menos cansado leer al ULISES de JOICE que te dice LUIS ANTONIO - no sé qué ocurre con este monstruo que a todos les ha dado por leerlo de repente- jaja que una tarde colocando libros en tu biblioteca pero ¿sabes qué? has dibujado tan bien la escena que casi como que te hemos visto ahí toda retorcida colocando y luego disfrutando con el libro soleando en el banco del parque .. se trata de eso disfrutar en cada momento con lo que toca y si no es tan placentero como un libro al menos tomarlo con humor, como tú, al final si practicas mucho hasta te pueden contratar de contorsionista en un circo, serás la contorsionista más ilustrada que jamás se haya visto... ¿sabes? te imagino recitando el soliloquio de Molly con la pierna por encima del cuello jaja
ResponderEliminarMuuchos besos bonita
Déjate, déjate de Ulysses, que con colocar libros tengo bastante. No te imaginas lo que es intentar colocar en la balda del suelo los libros por orden alfabético y lo peor, a veces me equivocaba de balda y repasaba si me había equivocado solo en ese.
EliminarNo creas, que en esos giros acuclillada de la mesa a la balda y de la balda a la mesa algún tirón me ha dado, nada serio, nada que no se cure con un rato de lectura al aire, que los libros también tienen que salir y airearse, que si no se "claustrofobican".
Yo lo que creía, María, era que en algún momento me iba a quedar en esa postura y me iban a tener que sacar tiesa, pero no sé cómo, ¿romperían los cristales conmigo dentro? Porque desatornillar no se puede, están dentro, por fuera están esas chapitas embellecedoras.
Me pueden contratar de contorsionista en un circo, ya ves que hago de todo. Hoy, por ejemplo, he hecho 9 botes de mermelada de fresa. Je,je, Si estuveras más cerca te daría un botecito, de momento recibe unos besos muy, muy dulces.
Mmmm freesaaas, mi fruta favorita! ;)
EliminarProfe de inglés, contorsionista, jardinera de tulipanes y además ¡¡ confitera !! ¿qué no haces tú ANGIE?
PARA TI, por tu riquísima mermelada de letras :-)
Apúntate a su autora ( te lo dejo por los tulipanes y por ella :-) y su novela "La memoria de las piedras", una biografía novelada de Daisy Goodwill Flett y su vida durante más de 80, el otro día vi esta foto y la guardé para ti, Muaaaaaks!
Ese es todo mi repertorio, María. Ya está. Como soy de las que desayuno me hago mi propia mermelada. Pero no me dura nada, luego empiezo a dar botes...
EliminarMuchas gracias por tu regalo, de verdad. En cuanto me arreglen el ordenador lo pongo en el blog. No sé qué le pasa, yo creo que tiene un virus pero igual es el disco duro. Tomo nota del libro, no lo conozco, pero ya te diré.
Muchas gracias por darte una vuelta por aquí. Solo se me ocurre dejarte unos mil besos. El primero bien sonoro MUAKS!!
Me he divertido mucho leyendo tu narración, y al final como siempre pasa, que todo esfuerzo tiene su recompensa.
ResponderEliminarUn abrazo.
Manuel, me da mucha alegría verte, y también que te haya gustado. La postura era puñetera pero en el fondo me relaja hacerlo. Encontrar buenos libros siempre es una recompensa. Cuánto aprendemos de ellos ¿verdad?. Este me parecía genial para los alumnos de 2º de bachillerato. Algunas veces les hacemos leer unos rollos impresionantes, pero si son historias cortas pueden hacerlo y disfrutar de lo que leen, además luego da mucho juego para otras actividades.
EliminarGracias por pasar por aquí. Ahora paso a ver qué has escrito últimamente.
Muchos besos.
Seguro que acabaste con agujetas. Yo que tú me premiaría con un chocolate y una tostada con mermelada de naranja amarga, pongamos por caso.
ResponderEliminarY lo buen que lo has pasado!
Un beso, Angie
Josela
Qué rico el chocolate y la mermelada! Me parece que tú también eres golosa a ratos. Después del esfuerzo es lo mínimo, ¿no? Riquísimo.
EliminarUn besazo, Josela.
¿Se trata de una biblioteca o un simple almacén de libros? Aquí a cualquier cosa le llamamos biblioteca y se convierten en eso, en simples almacenes, en vez de ser lugares para el aprendizaje, el ocio, la convivencia o el placer. Terrible el estado en que se encuentran en la educación pública española y aunque aspira a que tengas los niveles que poseen en el Norte de Europa y en los países anglosajones. Debemos seguir porfiando en nuestra mediocridad social y cultural. A nadie se le ocurriría por ejemplo, usar a los profesores para atender un servicio médico o para hacer la comida en donde hay comedores escolares, en cambio una biblioteca no tiene la mayor importancia. Total que más da, si un profesor de religión puede dar clase de gimnasia también puede hacer cualquier otra cosa.
ResponderEliminarBesos
Es una Biblioteca, Dr. Krapp, pero pequeña. Según entras a la izquierda están las mesas con ordenadores. Mirando desde la puerta es un espacio alrgado donde hay mesas formando una U invertida alrededor. La biblioteca siempre está abierta y atendida por profesores. Hay un profesor encargado, que tiene más horas de Biblioteca que de guardias y en todos los Departamentos hay horas asignadas a su cargo. En horario normal los alumnos entras y salen poco, solo los de bachillerato que no cursan todas las materias. También los alumnos de Bachillerato que no dan Religión, en la hora que corresponda, que suele ser la última.
ResponderEliminarA mí me resulta muy agradable estar allí. En época de exámenes la Biblioteca se llena durante los recreos. En mi centro, por las tardes, también permanece abierta.
Hace tiempo, durante años, tuvimos una becaria que venía todas las tardes pero, de repente, nos quedamos sin nada.
Los profesore hacemos de todo, Dr. Krapp, no dejan de inventarse cosas, qué le vamos a hacer. Me alegra que te enfades, yo hay días que también me enfado mucho. Estoy notando mucho los recortes. Dos cursos he pedido este año y nada, este verano me quedo. Ahora no hay quién entienda cómo se adjudican las plazas, como sacan tan pocas, las sortean. Las dos veces me he quedado en lista de espera, cerca pero fuera. Veremos el curso próximo si la loteria me toca o no. ¡¡Estoy enfadadísima!!
Besos.
No me he enfadado contigo faltaría más, me enfado con un sistema que condena las bibliotecas al ostracismo y consiguientemente me alegro mucho de que tu biblioteca funcione teniendo en cuenta todo lo que se puede ver por ahí.
EliminarMucha suerte con los cursos de verano.
Bicos.
Bueno, bueno, funciona como todas las bibliotecas de los institutos, que son lo que dices, más o menos un almacén de libros. Pero ahora que casi he terminado de colocar, ya va a funcionar mejor. Después ya verás cómo el el PP pierde las elecciones y todo se va recolocando.
ResponderEliminarBesos.